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Escritor, periodista, político y filólogo. Nació en la localidad de Sorata en el departamento de La Paz (Bolivia), el 3 de mayo de 1800 y falleció el 13 de octubre de 1876 en Río de Janeiro (Brasil). Fue hijo de Ildefonso Villamil (minero del oro en Tipuani, hacendado y exportador de cascarilla sorateña) y de Isidora de Rada, de cuya unión fue uno de siete hermanos: Mercedes, Juan Santos, Pedro, Rosa, Romualdo y Claudio.
Según su primer y principal biógrafo, Nicolás Acosta, Villamil de Rada estudió en el Seminario Conciliar de la ciudad de La Paz para luego viajar por Europa, fijando residencia en Londres, donde se dedicó al estudio de lenguas antiguas y modernas*. A su retorno a Bolivia, en 1883, se ocupó en los negocios mineros y exportadores de su familia, que estuvo ligada –por la estrecha cercanía y militancia política de su padre– al mariscal Andrés de Santa Cruz, quien fue presidente del Consejo de Gobierno del Perú (1826-1827), presidente de Bolivia (1829-1839) y protector de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839).
Buscando el retorno de Santa Cruz al poder, Villamil de Rada se involucró en la revolución contra el presidente José Ballivián (1841-1847), hecho que le valió el exilio en Lima (Perú), donde contrajo matrimonio con Mercedes Castañeda (1843) y tuvo un hijo, Octavio, quien falleció a la temprana edad de 19 años. Hasta 1856 sufrió un exilió de 14 años que lo llevó por Perú, Estados Unidos y Australia. Regresó a Bolivia en 1856, fue elegido diputado por Sorata y, un año después, presidió la Cámara Constitucional de Representantes.
Sin embargo, tuvo que expatriarse de nuevo a causa del golpe de estado de José María Linares (1857-1861), y no pudo regresar hasta 1861, tras su caída. Durante este exilio publicó el texto Juicio de la Revolución Linares. A su regreso se le atribuye la creación del periódico La Bandera Tricolor (que circuló entre marzo y julio y en el que publicó varios textos) y fue elegido diputado por Sorata. En 1868, durante el gobierno de Mariano Melgarejo (1864-1871) fue nombrado comisario demarcador en la ejecución del tratado de límites de la región de Bahía Cáceres con el Imperio de Brasil, época en la que exploró el oriente boliviano, estableció los hitos fronterizos en Bahía Cáceres y propuso la creación de un puerto gemelo al brasileño de Corumbá.
A finales de 1871, todavía ocupando el mismo cargo, Villamil se trasladó a Río de Janeiro y presentó informes sobre la frontera boliviano-brasileña al país vecino. Al año siguiente reclamó al gobierno boliviano el pago de salarios atrasados para regresar al país. Sobre este periodo explica Mauricio Souza: «Durante sus ocho años finales (1868-1876), alejado de Sorata y de la Paz, dos oficios solo a primera vista incompatibles ocupan a Villamil: la escritura de su obra filológica y también la promoción de nuevos caminos, vías férreas y puertos. Porque no se sabe con seguridad si llega a escribir parte de su proyectada obra monumental en 18 tomos (aunque si queden de ella un índice y las cartas que la ofrecen a potenciales mecenas estatales)». Tras años de enfermedad y tribulaciones económicas, decidió poner fin a su vida y se arrojó al mar desde la bahía; pero tuvo la precaución de enviar antes una carta, con sus escritos más preciados, a su cercano amigo, el barón da Cabo Frio.
El cuentista y tradicionalista Ismael Sotomayor califica a Villamil Rada como: «uno de los cerebros más pujantes de la patria» y, a propósito de su obra, el escritor y periodista Gustavo Adolfo Otero comenta: «La obra de Villamil de Rada ofrece el contenido de una honda significación nacionalista. Lleva este sabio investigador la emoción de su tierra nativa, no sólo a rodearla de un nimbo de sentido religioso, sino que busca en ella todos los más nobles atributos, como son la aristocracia de la lengua y la raza. […] No se detiene ni en la invención de las palabras ni en la acrobacia de los giros verbales que por momentos adquieren una tortuosidad inquietadora y otras un brillo de periodos llenos de robustez y magnificencia».
Emeterio Villamil Rada fue autor de los textos: Juicio de la revolución Linares (1858), Manifiesto y programa del presidente constitucional de Bolivia a la nación (1858), «Internacionalidad Perú-boliviana. Índice» (1861), «Situación de Bolivia» (1861) y La primitividad americana (1876). Mención especial merece su obra La lengua de Adán y El hombre de Tiahuanaco (1888), obra póstuma publicada por Nicolás Acosta, que fue elegida por el proyecto editorial de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB), como uno de los 200 títulos fundamentales de la historia Bolivia, y fue reeditado en 2016.
En su estudio introductorio a esta canónica obra, reflexiona Mauricio Souza (2016): «El viernes 5 de abril de 1872, Emeterio Villamil de Rada […] es visitado por una revelación: el descubrimiento de la específica localidad edénica de la creación humana. Con el mismo entusiasmo religioso, atribuye la posibilidad de su descubrimiento a una sabiduría que le llega desde la infancia y que ningún estudioso europeo posee: la lengua aymara que habla desde la cuna y en la que –dice– Dios y Adán conversaron en Sorata, el Edén. Cuatro meses después, Villamil de Rada termina de escribir La lengua de Adán, el libro que presenta su descubrimiento y que parece querer responder a todas las acepciones que la palabra filología, madre de las humanidades modernas, tiene en el siglo XIX»
* Parte de la biografía de Villamil de Rada forma parte de un mito que mezcla episodios reales con hechos de los que no hay evidencia alguna. Este mito, según el crítico Mauricio Souza Crespo, empezó con Nicolás Acosta, que publicó su biografía en un texto introductorio y que la tradición posterior ha repetido hasta hoy. Parte de este mito, por ejemplo, dice que, antes de viajar a Europa, Villamil de Rada se incorporó a la comitiva de un explorador británico llamado Lord Behring (Souza afirma que este hombre nunca existió y que el nombre es un invento de Acosta); que, en 1825, pronunció una arenga que recibió a Simón Bolívar y Antonio José de Sucre en La Paz; que conocía con perfección 22 idiomas y unos 12 medianamente; y que, durante su exilio en California, fundó y dirigió un periódico cuatrilingüe que tuvo mucho éxito.
Bibliografía consultada:
Guzmán, Augusto, Poetas y escritores de Bolivia, La Paz, Los Amigos del Libro, 1975.
Otero, Gustavo Adolfo, Figuras de la cultura boliviana. Tomo II, La Paz, Juventud, 1992.
Saravia Chuquimia, Jorge, «Villamil de Rada por Ismael Sotomayor», Página 7, 22 de mayo de 2022. (Consultado el 12 de julio de 2022) https://www.paginasiete.bo/letra-siete/villamil-de-rada-por-ismael-sotomayor-FF2601351
Souza Crespo, Mauricio, «Adán en los Andes», en Villamil de Rada, Emeterio, La lengua de Adán y el hombre de Tiahuanaco, La Paz, Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, 2016, pp. 7-48.
Autor: equipo de la BPB.
Fecha de publicación: 2023.
